Es el mejor bizcocho de vainilla que hayáis probado nunca… Tiene la miga espesa pero esponjosa y para nada seca con un sabor delicado… Está llenado de contradicciones. Ahora, yo no lo hago muy a menudo porqué normalmente busco recetas que usen aceite y no la mantequilla como grasa. Para mi una cosa es engordar y la otra comer mal. Soy una gran defensora de controlar el colesterol y hasta pruebo recetas veganas, pero no acaban de enamorarme. Supongo que ya os pondré alguna que sí funcione. Cuando hago este bundt normalmente encasa comemos un trozo y después mi marido se lo lleva al trabajo, donde tiene una compañeras muy golosas. Es sencillamente espectacular, delicioso, magnífico… Lo he hecho como un bundt y como layer para el pastel de cumpleaños de mi sobrina, relleno de chiboust de vainilla y frutas del bosque. Para mi gusto tiene el suficiente protagonismo y es tan especial que hay que comerlo solo, si queremos hacer un layer y rellenarlo y muchas cosas más más sencillas (y tiernas como las palabras de amor) que son más básicas que van mejor.
INGREDIENTES
- 250 gr de mantequilla
- 300 gr de azúcar y como ya he dicho antes me gusta poner la mitad blanco y la otra moreno.
- 4 huevos L
- 420 gr de harina
- 1 tablespoon de levadura química
- 1 teaspoon de bicarbonato
- 285 ml de buttermilk
- 1/2 taespoon de sal
- Vainilla: yo aquí uso vaina.
Necesitamos una masadora para esta recta. Ponemos la mantequilla pomada y el azúcar a batir hasta que se haga una masa bien flonja, blanca y aereada. Añadimos los huevos ligeramente batidos poco a poco, cada vez integrando muy bien y procurando que no se corte. Añadimos la vainilla.
En un bol habremos pasado por el tamiz la harina, el bicarbonato, la sal y la levadura. Vamos incorporando la harina intercalando con el buttermilk y acabando siempre con la harina. Al horno 50 minutos a 180ºC. Yo siempre lo tapo con papel de aluminio a partir de los 25 minutos y queda muy bien.
El sabor de este Bundt es brutal. Su textura, su olor … el intenso sabor a vainilla. Irresistible.